Castigo merecido

Y bueno aquí estamos, en el camerino del club zorras ardientes, ya no como un cliente frecuente sino como una de las bailarinas y acompañantes sexuales del local, antes solía se un chico con un futuro prometedor, hijo de padres acaudalados, admitido por una de las mejores universidades y exelente en los deportes, con un cuerpo con el que cualquier chica se quería a costar, seguramente ahora estaría en mi apartamento, con una cerveza en la mano y teniendo sexo con un alguna estudiante de primero, pero por mi estúpida actitud hice enojar a una maldita bruja y me maldijo, transformó mi cuerpo en el de una puta con tremendas curvas, le exigí que me devolviera a la normalidad pero su estúpido novio me aparto y me dejó a mi suerte, no la e vuelto a ver desde entonces, nadie me reconoció, no puede volver a mi apartamento, me quedé en la calle y con hambre acepte a hacerle una mamada a un tipo por un sándwich, ese tipo me recomendó este club y aquí estoy, ahora tengo el culo rojo, la vagina llena de semen y el sabor a verga en mi boca, y aún tengo que atender a 4 tipos después de mi baile de tubo, supongo que es una castigo merecido